Ya sea a través de una ocupación de riesgo como la minería, la industria pesada, la construcción o la instalación de tuberías, o por la manipulación de productos de consumo como secadores de pelo, rizadores o electrodomésticos de cocina, la exposición al asbesto es un peligro común. Si bien el método más frecuente de exposición al asbesto consiste en respirar los diminutos minerales fibrosos, la inhalación no presenta el único peligro.
Innumerables personas enfrentan condiciones devastadoras debido a la ingestión del material en sí u objetos que han sido contaminados. Los ejemplos pueden incluir:
- Tragar el amianto que se ha transportado por el aire.
- Beber agua contaminada por amianto
- Comer alimentos, como almejas, que han sido contaminados con amianto.
- Tragar agua mientras nada en agua contaminada con asbesto
Además de la ingestión y la inhalación, las personas pueden estar expuestas al amianto a través del contacto con la piel. Si bien las fibras son generalmente demasiado grandes para ser absorbidas a través de la piel hacia el torrente sanguíneo, el contacto directo aún puede provocar problemas. Las fibras de amianto pueden alojarse en la piel provocando irritación grave, durezas o callos.
Es importante tener en cuenta que, si bien las fibras de asbesto no suelen absorberse a través de la piel, estas fibras de las manos pueden transferirse a los alimentos e ingerirse. Además, las fibras atrapadas en la piel pueden extraerse de un lugar de riesgo y acercarse a personas desprevenidas. Esto puede provocar una exposición secundaria, incluida la exposición doméstica o familiar.
El asbesto es un mineral natural que hace siglos descubrió que tiene propiedades protectoras inesperadas. Estas fibras suaves y flexibles son resistentes al calor y se utilizaron en productos de consumo y materiales de construcción durante cientos de años. Cuando estos productos fueron destruidos o deteriorados por el uso, las diminutas fibras de asbesto quedaron liberadas para ser ingeridas o inhaladas tanto por los trabajadores como por los consumidores.
Desafortunadamente, la exposición al amianto puede provocar numerosas enfermedades mortales, como mesotelioma, asbestosis y cáncer de pulmón. Si teme haber estado expuesto al asbesto debido a su ocupación o a los productos de consumo en su hogar, es aconsejable discutir su situación con un profesional legal con experiencia.