De todos los productos que se presumen seguros, el talco para bebés probablemente esté en la parte superior de esa lista. Si bien el uso del talco no se limita a los bebés que necesitan cambios de pañal, la noción de riesgos para la salud por su uso es difícil, si no imposible, de imaginar.
Durante décadas, Johnson & Johnson se ha jactado de que su talco para bebés es un producto de calidad farmacéutica puro y seguro. Los acontecimientos recientes han revelado la fea verdad.
Un encubrimiento al descubierto
El Departamento de Justicia de Estados Unidos y la Comisión de Bolsa y Valores, así como los abogados de los demandantes, tienen una opinión diferente y continúan arrojando luz sobre una dura realidad. Johnson & Johnson sigue siendo objeto de citaciones y demandas tras las revelaciones de que el famoso talco para bebés que fabrican contenía amianto.
Los informes publicados revelaron documentos internos de la empresa durante varias décadas que señalaban la presencia de asbesto y que J&J la encubrió cambiando intencionalmente a microscopios y técnicas de prueba que no pueden ver el asbesto. La SEC respondió con una demanda que acusaba a Johnson & Johnson de no revelar información que, una vez revelada, hizo que sus acciones cayeran en picada un 12 por ciento.
Recibir una citación y cumplirla y tratar de apaciguar a los inversores enojados sólo toca la superficie de los problemas legales de Johnson & Johnson. Los juicios individuales se acercan a los 13.000. Recientemente se ordenó a la empresa que pagara casi 5 mil millones de dólares a 22 mujeres que padecían cáncer de ovario causado por el talco. Esa decisión está apelada .
En respuesta a la demanda de la SEC, la empresa ofreció a los accionistas que perdieron dinero un programa de recompra de acciones por valor de 5 millones de dólares. Quienes padecen enfermedades que van desde cáncer de ovario hasta mesotelioma no tienen la misma suerte de obtener la compensación financiera que merecen por confiar en el llamado “producto confiable”.